jueves, 20 de octubre de 2011
Rueda 2, Fecha 12º
viernes, 7 de octubre de 2011
2º Rueda, Fecha 3 -postergada-
miércoles, 5 de octubre de 2011
2º Rueda Fecha 9
martes, 27 de septiembre de 2011
2º Rueda Fecha 11
miércoles, 7 de septiembre de 2011
8º Fecha
6º Fecha
viernes, 5 de agosto de 2011
4º FECHA
martes, 5 de julio de 2011
2º Fecha
2º Ronda - 1º Fecha
12º Fecha
11º Fecha
lunes, 23 de mayo de 2011
viernes, 20 de mayo de 2011
lunes, 25 de abril de 2011
6º Fecha
lunes, 11 de abril de 2011
5º Fecha
martes, 29 de marzo de 2011
sábado, 26 de marzo de 2011
viernes, 11 de marzo de 2011
Arbitros 2011
martes, 18 de enero de 2011
jueves, 13 de enero de 2011
CÓMO ELEGIR A LOS AMIGOS
Cuando un grupo de amigos no enrolados en ningún equipo se reúne para jugar, tiene lugar una emocionante ceremonia destinada a establecer quiénes integrarán los dos bandos. Generalmente dos jugadores se enfrentan en un sorteo o pisada y luego cada uno de ellos elige alternadamente a sus futuros compañeros. Se supone que los más diestros serán elegidos en los primeros turnos y quedarán para el final los troncos.
Pocos han reparado en el contenido dramático de estos lances. El hombre que está esperando ser elegido vive una situación que rara vez se da en la vida. Sabrá de un modo brutal y exacto en qué medida lo aceptan o lo rechazan. Sin eufemismos, conocerá su verdadera posición en el grupo.
A lo largo de los años, muchos futbolistas advertirán su decadencia, conforme su elección sea cada vez más demorada.
Manuel Mandeb, que casi siempre oficiaba de elector, observó que sus decisiones no siempre recaían sobre los más hábiles. En un principio se creyó poseedor de vaya a saber qué sutilezas de orden técnico, que le hacían preferir compañeros que reunían ciertas cualidades.
Pero un día comprendió que lo que en verdad deseaba, era jugar con sus amigos más queridos. Por eso elegía a los que estaban más cerca de su corazón, aunque no fueran tan capaces.
El criterio de Mandeb parece sentimental, pero es también estratégico. Uno juega mejor con sus amigos. Ellos serán generosos, lo ayudarán, lo comprenderán, lo alentarán y lo perdonarán.
Un equipo de hombres que se respetan y se quieren es invencible y, si no lo es, más vale compartir la derrota con los amigos, que la victoria con los extraños o los indeseables.
Alejandro Dolina